lunes, 10 de junio de 2013



Buenos días, mi tiempo libre es básicamente escapar. Es un constante intento de salir de mi calle, y si es posible, de mi ciudad. Y no porque me desagrade, sino porque hay que descubrir lo bueno en todo eso que te rodea.
Salir de mi calle es algo sencillo y muy gratificante. Valencia ciudad esta repleta de rincones mágicos, calles deshabitadas, bares cuyo ruido de fondo es un diálogo interesante. 
Pero no solo cuento mi ciudad ya que el tren puede llevarte a paraísos. Sin duda. Hablo de media hora de viaje, de urbanizaciones que serían para una simple vista nada mas que zonas de árboles y casas grandes. Para mi vista es una pequeña porción de un futuro sueño, de lo más bello que he visto en mi vida, vivir en el bosque. 





Es una idea dificil. Es una idea que desagrada a mucha gente cercana a mi. Una idea que no llama la atención en mi sociedad. Pero algún día he de hacerlo, aunque sea solo para menos de un año.

Os preguntareis, ¿y que tiene un bosque que no tiene una ciudad? Veréis  lo tiene todo. Una cabaña en el bosque te ofrece una calma total, el poder poner música a todo volumen mientras te lavas los dientes mirando esos acantilados tan preciosos. Edith Piaf sería perfecta, para hacer el desayuno por ejemplo. 






Obviamente no estaría sola, estaría mejor acompañada que en la ciudad y eso que la calle siempre esta llena de gente. Iría con alguien a esta cabaña, y si contase con la increíble compañía de un perro ya no podría pedir más. Después quizás saliésemos a pasear, a bañarnos en el río, puede que a comprar al pueblo más cercano. Pero en el caso de no salir, me quedaría en un rincón luminoso de la cabaña leyendo un libro o escribiendo sentimientos.

Otra cosa que amaría es hacer es ropa. Ya sabes, comprar tela y coser. Ahora no se lo suficiente, pero sabré solo para poder comprar metros de ante, de cuero, de seda de miles de colores.

Y empezó a llover.